En la actualidad, es común escuchar a personas quejarse de su trabajo. El tráfico, el sueldo, los jefes, los horarios, son solo algunas de las razones que suelen mencionarse para justificar una mala experiencia laboral. Es por eso que cuando alguien ofrece un trabajo perfecto, muchos caen en la tentación de creer en esas promesas. Pero ¿qué sucede cuando esas promesas son falsas?
Las promesas de un trabajo perfecto suelen venir acompañadas de un anzuelo muy tentador: ofrecimientos de altos salarios, horarios flexibles, un ambiente de trabajo agradable, oportunidades de crecimiento y un sinfín de beneficios más. Todo esto, por supuesto, suena demasiado bueno para ser verdad, pero muchas personas caen en la trampa sin cuestionarse nada.
El anzuelo puede presentarse de distintas maneras. Por ejemplo, un anuncio en el periódico, un correo electrónico no solicitado, un mensaje en redes sociales, etc. Lo importante es que el anzuelo logre capturar la atención del posible candidato.
Una vez que la persona ha sido tentada por el anzuelo, llega el momento de la entrevista. En esta fase, el entrevistador hará preguntas específicas para conocer las habilidades, experiencias y aspiraciones del candidato. La idea es que la entrevista fluya de una manera natural y cómoda para ambas partes, de manera que se pueda determinar si ese candidato es el adecuado para el puesto ofrecido.
Uno de los aspectos más importantes de la entrevista es que allí se debe dejar muy claro cuáles son las condiciones laborales, los horarios, las funciones y responsabilidades del puesto. Si esta información no se brinda de forma clara y precisa, se corre el riesgo de que el candidato acepte un puesto que no cumple con sus expectativas. Este punto es fundamental para evitar malentendidos en el futuro.
Una vez que la entrevista ha sido realizada, es probable que al candidato se le haya prometido un tiempo definido en el que se comunicarán con él para darle una respuesta. Sin embargo, en muchas ocasiones, el tiempo de espera puede resultar interminable.
Esta espera puede durar días, semanas o incluso meses. Durante ese tiempo, el candidato se encuentra en una incertidumbre que puede afectar su tranquilidad y su economía. Es por eso que es importante que si se va a prometer una fecha límite para dar una respuesta, ésta se cumpla.
Finalmente, llega el momento de la verdad. Después de haber esperado tanto tiempo, el candidato recibe la llamada que tanto ha estado esperando. Pero en lugar de recibir una buena noticia, se le comunica que no ha sido seleccionado para el puesto.
Esta noticia puede ser devastadora para algunas personas. En muchos casos, el candidato había puesto todas sus esperanzas en ese trabajo perfecto y ahora se encuentra con las manos vacías. Además, el tiempo que se ha perdido durante el proceso se suma al esfuerzo emocional que esto implica.
La primera reacción frente a una situación así suele ser de enojo, frustración y tristeza. Sin embargo, es importante que no te rindas y que sigas en la búsqueda de empleo. Aquí te dejamos algunos consejos que te pueden ayudar en esta situación:
Las promesas de trabajo perfecto son solo eso, promesas. Es importante que antes de caer en la trampa del anzuelo, nos informemos adecuadamente y mantengamos un pensamiento crítico. En caso de llegar a la entrevista, es fundamental que se nos brinde información clara y precisa acerca de las condiciones laborales del puesto. Y si a pesar de todo no somos seleccionados, no debemos desanimarnos y perseverar en la búsqueda de empleo.